Una bailarina entra en escena.
Por la izquierda.
Pasos amplios y lentos.
Tan lentos como es posible (imaginar).
Es como si (en realidad) no estuviera (caminando).
Como ver la quietud del cuerpo en movimiento.
Como si sólo se balancease con los sutiles vaivenes de las olas (sonoras).
Siete acordes.
Siete olas.
Siete colores.
Siete aromas.
Siete pasos.
Siete días.
Siete besos.
Y terminamos esta farsa.
Y terminamos este juego macabro.
Siete metros de separación constante.
Y siete olas otra vez.
Y siete besos y siete amores.
Siete infinitos metros de separación (constante).
Siete infinitas olas.
(Cada siete olas viene una enorme)
(Cada siete olas viene una enorme)
(Cada siete olas viene una enorme)
(Cada siete olas viene una enorme)
(Cada siete olas viene una enorme)
(Cada siete olas viene una enorme)
Y (entonces) hay que huir.
Esperaré la séptima ola.
Y desapareceré bajo su espuma.
Bajo la espuma de la séptima ola.
Y allí (te) esperaré.
Bajo la espuma del séptimo aliento.
Del séptimo acorde.
Ése que indica que todo (absolutamente) vuelve a repetirse.
Un bucle de siete olas irrepetibles.
Allí descansa mi mente.
Bajo la séptima ola.
Allí descansa mi cuerpo.
Tras el séptimo paso.
Y lo repetiremos una y otra vez.
Siete veces.
Siete vuelos.
Siete habitaciones.
Siete viajes.
Siete países.
Siete camas desechas.
Siete noches en vela.
Siete veces (tu) piel encontrándose (con la mía).
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